Cartas al director
Publicada en El País
Jueces enfermos y daños colaterales
La noticia publicada en El País día 18 de octubre sobre el
reconocimiento por el CGPJ de las patologías psíquicas que afectan a 30
jueces, confirma la sospecha de muchos ciudadanos “efectos colaterales” de
esta guerra por el dinero que, vergonzosamente, queda reconocida. O sea
que, los intocables magistrados, con actuaciones por encima del bien y del
mal a los que no se puede recusar por su independencia, son comunes
mortales afectados por las mismas depresiones que los demás, encubiertas
para que sigan cobrando: ¿Dónde están las protestas éticas del colectivo
llamado judicatura ante esta peligrosa situación? El ciudadano está en
manos de la interpretación de la ley de un/a juez que puede tener un
padecimiento que le perturba e incapacita para dar sentencias siquiera
ajustadas a derecho.
¿Cuántas personas sufren las consecuencias de una sentencia,
subjetivada por una patología, que ha destrozado sus vidas?
El problema se agrava en los Juzgados de Familia: jueces sin
formación específica en la mayoría de los casos, donde el caos lleva a
casos como el que yo presencié en los Juzgados de Madrid: Ante el no
acuerdo entre los padres, una decisión salomónica: “Se acabó. Custodia
compartida”. Ella vivía en Granada con las dos niñas y él en Madrid. Sin
comentario.
Yo esperaba mi turno y el temblor me impedía andar.
Estoy confusa pero con esperanza aunque no creo en las cifras
aportadas. Es estadísticamente imposible que en el colectivo de 4.500
jueces sólo 30 tengan patologías psíquicas. Pero, por fin, un colectivo
intocable se humaniza.
Rosana Smith (Alicante)
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